Gong Li, la gran actriz de Sorgo Rojo, La Linterna Roja y Qiu Ju, Una Mujer China mantiene su magnetismo intacto en Saturday Fiction de Ye Lou. El universo noir de El Tercer Hombre y Casablanca resucita en esta película ambientada en los días previos al bombardeo de Pearl Harbour, y ambientada en la ciudad protectorado de Shangai en 1941. Es un magistral juego de espías y máscaras que impone una atmósfera asfixiante pese a la maraña inicial. El gran cine de Ye Lou ha puesto en solfa al caramelito cursi de la directora de Babyteeth, la australiana Shannon Murphy, que debuta en con esta película y cuyo mayor mérito para ser incluida en sección oficial sea posiblemente la presencia de Eliza Scanlen, la próxima Beth March en Mujercitas de Greta Gerwig.
En blanco y negro clásico, pero rodado con cámara al hombro y un montaje febril, Saturday Fiction hace una apuesta fuerte por la angustia, los riesgos y las traiciones que cuestan la vida en tiempo de guerra. Gon Li interpreta a una diva de cine retirada que vuelve desde Hong Kong al polvorín que es Shangai en los días prebélicos, sin dejar muy claro si es un acto de amor o de patriotismo. El estilo de plano corto y tijeretazo impone una tensión en aumento. El mecanismo de fina relojería juega con el poder de las ficciones y quienes las representa. Gon Li vuelve a sus mejores días con Saturday Fiction y se aleja a otra galaxia del cine, dejando atrás Babyteeth.
A la respuesta de si le molesta ser la segunda directora en concurso, la australiana Shannon Murphy ha dicho que lo que le molesta de verdad es que se hable de género y no de cine. Pues bien, su ópera prima Babyteeth – Dientes de leche- es un drama familiar sobre una adolescente con cáncer, Eliza Scalen, que tiene su momento de rebeldía justo cuando empieza la quimioterapia. Se enamora de un yonqui mayor que ella, Toby Wallace, y entra en guerra con sus padres, los magníficos y desaprovechados Ben Mendelsonh y Essie Davis. Lo parecía un creíble conflicto de unos idílicos padres progresistas con su hija adolescente, deriva en una lacrimógena historia de amor y cáncer con buena música y un buen dominio de cámara.
Las espinas de la historia se convierten en algodones a medida que avanza el cáncer de la protagonista, una actriz que jamás pierde lozanía, dejando a la enfermedad en un personaje secundario e inverosímil.