«La primera batalla ocurre en el campo real, luego se libra en la memoria» esto dijo Luis Moreno Ocampo, el ayudante del fiscal Julio Strassera, refiriéndose al legado de aquel juicio histórico en Argentina en el año 1985 que condenó a gran parte de las sucesivas cúpulas miliates, responsables de los delitos de Lesa Humanidad de la dictadura.
Hoy, el festival de Venecia ha recibido con incrédula felicidad a esta película del director Santiago Mitre, que recuerda cómo el socarrón fiscal Strassera formó un equipo compuesto por abogados novatos para reunir las pruebas necesarias para sentenciar a Videla y el resto de los generales de la dictadura argentina.
Los periodistas italianos prefieren patear a aplaudir, y hoy en la rueda de prensa se ha escuchado un sonora pataleo para el equipo de Argentina, 1985, con Ricardo Darín a la cabeza, recibiendo la ovación más contundente. Una vez más, desde la humildad del artesano, Ricardo Darín ha bordado el personaje del mítico fiscal, cuyo humor negro era famoso y le ayudó a protegerse y proteger a su equipo, en un momento político díficil y peligroso, en el que «la mayoría no quería saber nada».
Con hechuras de cine clásico, Mitre orquesta el milagro de recordar la emoción de aquel equipo y sus familias. El guión es una auténtica joya, un enjambre de diálogos veloces, irónicos, oscuros que resucitan aquellos momentos plagados de esperanza y miedo. En lugar de hacer un biopic grandioso, Argentina 1985, parece a ratos una película de Woody Allen que luego se torna trágica y solemne, como la historia misma de las torturas, asesinatos y desapariciones de la dictadura.
Lo más gozoso es la mirada de Mitre a los jóvenes del equipo y a los propios hijos de Strassera. Darín decía hoy en Venecia que esta película «está mirando hacia delante, a las generaciones nuevas que tienen que tener claro que lo correcto se debe plasmar con los hechos y no con los discursos». La presencia y la inteligencia de esos personajes llenan de luz una historia que resuena en todas partes del mundo que es la necesidad de justicia.
Argentina 1985 se sale de los márgenes de la película histórica al uso. Mitre hace un cruce muy certero entre lo cómico y lo trascendental que habita con toda naturalidad en el terreno de la gran literatura. Y además, lo lleva al terreno visual desde la sobriedad del artista que sabe someterse a la gravedad de lo narrado.