Steven Spielberg llevaba años acariciando la idea de dirigir el biopic de su adorado Leonard Bernstein, el compositor de West Side Story, cuya vida privada, su conocida bisexualidad posiblemente le haya puesto nervioso, a juzgar por el puritanismo de su filmografía. Afortunadamente, Spielberg tuvo la sensata idea de quedarse con la producción de Maestro y pasarle los trastos de la dirección a Bradley Cooper, un director algo bisoño pero no mojigato.

La naturalidad y la frescura con la que Cooper interpreta y enfoca la orientación sexual de Bernstein es el pilar central sobre el que reposa la relevancia de su película. Porque el buen cine tiene que ser capaz de conectar -sin subrayados- con la pulsión de la sociedad a la que habla. Bernstein fue un pionero en lo musical y un marido convencional que mantenía escarceos amorosos con jovencitos, dando por supuesto, y así sucedía, que su mujer iba a aceptar esa humillación sin rechistar.

Maestro es una película de corte clásico, visualmente deliciosa y sin ninguna pretensión de descubrir la pólvora. De hecho, la dirección de Bradley Cooper es delicada y generosa. Le da la apertura de los títulos de crédito y mucho protagonismo a la increíble Carey Mulligan que interpreta a Felicia Montealegre, una actriz de origen chileno, que ejerció de esposa elegante y resignada de la época. Pero Cooper no se queda en la superficie de la vida conyugal, entra en las heridas de la relación ya deteriorada y dolorida además por los reproches de los hijos adolescentes. También es un elocuente retrato de una sociedad machista y patriarcal aceptada incluso por las mujeres progresistas de esta élite cultural que practicaba el activismo político, reclamaba la igualdad, de puertas para fuera.

Estos días por Venecia corre el rumor de que Cooper ha venido a comprobar la calidad de la copia de su segunda película y se ha quedado en los alrededores para sentir cerca el entusiasmo del recibimiento. La huelga de interpretes y guionistas le ha impedido darse el baño de masas y aplausos que recibió aquí mismo en la presentación de Ha nacido una estrella en 2018. Esta vez el camino a los Oscar parece que va a ser más rotundo y directo.