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septiembre 1, 2019
Soderbergh se queda muy corto en la evasión fiscal de The Laundromat
1
septiembre
2019

Dos grandes cineastas como son Steven Soderbergh y Olivier Assayas han presentado en Venecia sendas películas desenfocadas: The Laundromat y Red Avispa. Steven Soderbergh hace una brillante parodia del itinerario de los millones sin tributar que salieron a la luz en los Papeles de Panamá, pero no se atreve a meterse en el meollo de la cuestión. Apunta, pero dispara: asegura que Estados Unidos es el mayor paraíso fiscal del mundo y nadie hace nada allí para que cambie. Si tenía tan claro que su país es el mayor blanqueador del planeta, ¿por qué no ha empezado por ahí? Esa sería la película verdaderamente relevante. Esperamos la secuela.

Gary Oldman y Antonio Banderas son los abogados del bufete Mossack – Fonseca. Meryl Streep, una víctima de los testaferros

The Laundromat: Dinero Sucio es un aldabonazo con forma de divertimento. Siniestro y necesario, pero se queda muy corto. Gary Oldman y Antonio Banderas interpretan a los abogados del bufete panameño Mossack-Fonseca, cuyos ficheros con 250.000 operaciones de lavado de dinero se filtraron a la prensa en 2016. Meryl Streep es una viuda americana que no acepta que el dinero del seguro por la muerte de su marido se haya perdido en una cadena infernal de testaferros que operan desde Delaware a Mónaco.

Con tono de sainete musical y reportaje didáctico, Soderbergh reparte estopa con nombres y apellidos de políticos y países. Ritmazo y buenos chistes: bromas sobre los cineastas que blanquean – sin hacer sangre ni hablar de Netflix- y las depauperadas secretarias que firman como testaferros. Ágil y frenética. Pero con muy poca chica para un asunto tan oscuro y del que Steven Soderbergh parece tener ideas tan claras.

Edgar Ramírez, Penélope Cruz, García Bernal, Leonardo Sbaraglia y Walter Moura en Wasp Network

Tampoco ha acertado Olivier Assayas con Red Avispa. Es la recreación del caso de los espías cubanos que se infiltraron en Miami para evitar los atentados que los anticastristas de Mas Canosa promovían en la Cuba de los años 90. El director de Carlos (2010) se hace un lío monumental con el guion, que aspira a ser un thriller y evita tomar partido en la primera hora del metraje.

Assayas quiere que el espectador juzgue por sí mismo a los espías cubanos y al gobierno americano que dejó pista libre a terroristas, que financiaba el exilio cubano, para cometer atentados en los hoteles de la isla.

Assayas malgasta miserablemente el gran trabajo de Penélope Cruz y Edgar Ramírez, que interpretan el desgarro del matrimonio de Olga y René González, en su separación y posterior encarcelación. El resto del reparto de estrellas latinas- Gael García Bernal, Leonardo Sbaraglia, Ana de Armas y Walter Moura- se limitan a hacer de comparsas en un incomprensible guion de idas y venidas temporales.