Con los 29 años recién cumplidos y un poco de resaca de la fiesta del día anterior, recibimos a Anna Castillo en el plató de La Script, donde derrocha energía matriarcal y poderío. Nos habla de su precoz independencia: se fue de su casa familiar de Barcelona a los 19 años. Alba, su madre, le dio apoyo y confianza para ir a los casting de Madrid sola. Desde entonces es económicamente independiente, trabajaba de lunes a domingo y poco a poco a aprendido a organizarse.
Esta semana estrena Girasoles Silvestres, la película de Jaime Rosales, en la que interpreta a una madre jovencísima que atraviesa varias relaciones de parejas tóxicas en las que ella lleva a sus hijos a cuestas. Anna nos cuenta que no le ha resultado nada extraño interpretar a una madre: «Soy la mayor de 17 primos y siempre he estado rodeada de niños. Por eso le pedí a Jaime hacer yo casting de los dos niños que hacen de mis hijos. Yo debía sentir que conectaba con ellos y así fue.
Con Anna Castillo hablamos:
Del agotamiento mental de los festivales: «Que no se me malinterprete. Estar en Donosti es un privilegio, pero también es abismal mostrar en una semana el trabajo de todo un año»
Pezones: Los que puso en su instagram durante el rodaje de Nowhere. «Estuve rodando sola en un contenedor durante 12 semanas haciendo un personaje, en el que usaba todo tipo de prótesis»
La brecha salarial: «Etapa superada, eso siento»
De Fácil con Natalia de Molina y Anna R Costa: «Le dije a Anna. ¿Estás segura de que quieres que lo haga yo?»
De su casa: «Estoy muy poco. Demasiado poco».
De sus gatos, la psicología, el coaching de actores, de La Isla de las Tentaciones y su amiga Greta Fernández.